En una nueva carrera entre compañías por atraer a los viajeros, ahora le toca el turno a la claridad de precios como factor distintivo. Y no es poca cosa. Para el consumidor saber el precio total final y verdadero del trayecto es importantísimo. Somos muchos los que alguna vez se nos ha quedado cara de tonto al ver que ese billete ofertado como 10 euros al final resultaba costar casi el doble… Algo que sería impensable en otros ámbitos. “Sí, el bocadillo se anunciaba a 3 e., pero hay que sumarle la tasa de expedición del cocinero, la suela del zapato del camarero y la sonrisa de la cajera. Total; 5,26 + IVA aparte ;)”
Bienvenida sea pues esta nueva práctica, que está auspiciada por la Comisión y que será de agrado para el consumidor.
domingo, septiembre 24, 2006
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